David Llorens.

Staff CdC360: David Llorens

David Llorens comenzó a trabajar para 40 Nord Outdoor en la actividad Camí de Cavalls 360º en 2013, en la segunda temporada de funcionamiento del proyecto. Lleva a cabo un incansable trabajo de campo, al volante de la furgoneta para asistir a los participantes y realizar los traslados, recibirlos a su llegada y despedirse de ellos al final. Además, tiene una anécdota inmejorable. Lo conocemos un poco más en la siguiente entrevista.

 

Nacido en Ciutadella hace 37 años, David Llorens siempre ha vivido en Menorca. Es un gran aficionado a la BTT y conocer a Joan Febrer, impulsor de Camí de Cavalls 360º, cambió su trayectoria radicalmente. En aquel momento de la primavera de 2013, el proyecto iniciaba su segunda temporada y el crecimiento que experimentó exigía más manos.

¿Cómo fue aquel inicio?
Inicialmente, tenía que ser para dos o tres meses, que al final fueron cuatro o cinco… y actualmente ya nos ocupa durante nueve o diez meses del año.

¿En qué consiste tu trabajo en Camí de Cavalls 360º?
Trabajo de campo. Cuando llegan los participantes, los recibo, les hago un briefing con el libro de ruta y el mapa para asegurarnos que lo sepan usar, porque después la ruta es autoguiada. Además, también realizo traslados de participantes a los inicios de etapa, transporto equipajes a los hoteles, voy a buscar participantes a los finales de etapa cuando hace falta y al final quedo con ellos –aunque sea un rato breve– para recibir su feedback y ver cómo ha ido.

Esto es durante la mayor parte del año. Otra temporada, unas cuatro semanas, también colaboro con la carrera, la Epic Camí de Cavalls 360º.

¿Qué es lo que más te gusta del trabajo?
Muchas cosas, la verdad. Todo el día ves gente diferente, te mueves mucho, a menudo por caminos rurales. Y además está relacionada con el mountain bike, que es lo que más me gusta.

David Llorens, en un briefing per a Camí de Cavalls 360º (Foto: Jordi Saragossa).
David Llorens, en un briefing para Camí de Cavalls 360º (Foto: Jordi Saragossa).

¿Y lo que menos?
Una parte de la temporada, cuando hay mucho volumen de trabajo, son los horarios, que son cambiantes y de lunes a domingo. Hay cinco o seis semanas en primavera y quizás otras cuatro o cinco en otoño que quizás sales de casa a las seis de la mañana, tienes media hora para comer y no regresas hasta las nueve o las diez de la noche… También hay que conducir mucho, pero a mí ya me gusta y además acostumbra a ser bastante tranquilo.

¿Cómo es el trato con los participantes?
Muy bueno en el 99% de los casos. Solo quienes se han creado expectativas muy altas previamente o no acostumbran a hacer actividad física regularmente y se les hace muy duro, puede que te culpen.

¿Qué piensas que les gusta más a los participantes de la experiencia?
Muchos coinciden en la belleza del Camí de Cavalls, que no se esperaban. Por otro lado, también notan la piña del equipo; creo que les transmitimos la amistad que tenemos entre nosotros y reciben un trato personal y humano, sienten que no son un número para nosotros.

Explica alguna anécdota que hayas vivido a lo largo de estos años…
Tengo varias, pero te explicaré una que me pasó justo el segundo día de trabajo. Tenía que llevar a dos chicas del hotel al parking de la Cala del Pilar para que empezasen la etapa. Una vez las hube dejado, allí mismo me salieron tres policías de incógnito, que me hicieron unas cuantas preguntas, manteniendo la distancia… Me dejaron marchar, pero de vuelta por un camino rural, fue la Guardia Civil quien me cortó el paso y me volvieron a pedir que me identificara y me hicieron unas cuantas preguntas.

Yo comencé a imaginarme que algo gordo debía de haber pasado, pero es que cuando salí a la carretera general, me encontré un control impresionante: cuatro o cinco coches de la Guardia Civil, otros tres de la Policía Nacional e incluso la Policía Local… Allí me hicieron parar. Un guardia civil, que llevaba la mano en un costado –en la pistola o yo qué sé– me dijo, desde unos veinte metros: “identífiquese, aléjese del coche…”. Había un hombre allí medio escondido a quien le preguntaban si me reconocía… Y registraron la furgoneta de arriba abajo; ¡casi la desguazaron!

Un policía local a quien yo tenía visto y que también me tenía visto a mí de correr duatlones y tal, se me acercó y me explicó que habían visto una avioneta lanzando unos fardos y un hombre joven en una Kangoo gris los recogía… ¡Y justamente yo iba solo y llevaba una Kangoo gris que no era mía! Solo pensaba cómo le explicaría a Joan que había tardado hora y media en aquel traslado de quince minutos y que encima devolvía la furgoneta medio desguazada.

David Llorens, en un briefing per a Camí de Cavalls 360º (Foto: Jordi Saragossa).
David Llorens, en un briefing para Camí de Cavalls 360º (Foto: Jordi Saragossa).